Durante la vida compartida de una persona con un animal de compañía, la profundidad de la unión crece y también es mayor el sentimiento de pérdida cuando el animal muere. Algunos estudios sugieren que los clientes experimentan menos dolor al elegir la eutanasia para los animales domésticos gravemente enfermos, quizás porque la eutanasia permite que el cuidador esté presente cuando muere el animal, apoyarle en este momento y para decirle adiós.
Aunque este punto de vista parece lógico, lo contrario también se ha reportado
En un estudio reciente sobre el duelo por una mascota, se informó de que el 10 por ciento de los propietarios habían aceptado la muerte de sus mascotas tras tres meses y un 25 por ciento había aceptado la pérdida a los 12 meses. A los 19 meses, el 50 por ciento había aceptado la pérdida, y a los seis años, el 75 por ciento había aceptado la pérdida.
Para las mujeres, la media del tiempo de recuperación excedió de un año, independientemente de las condiciones de vida. Los hombres que vivían solos tuvieron un tiempo medio de recuperación de 3,5 meses. Sin embargo, para los hombres que vivían en compañía humana el tiempo promedio de recuperación fue de unos tres años. Este hallazgo parece contradictorio. Una explicación es que los hombres que viven con otros humano no recibieron apoyo en su duelo y se sentían aislados. Está documentado que la falta de rituales o prácticas convencionales para el procesamiento del dolor por la muerte de una mascota puede poner en peligro la resolución del dolor y este problema se magnifica si los amigos y la familia proporcionan poco apoyo a los propietarios de duelo. Si la expresión de dolor y de la promulgación de los rituales de duelo por una mascota están desalentados en la familia, la persona puede estar recibiendo el mensaje de que estas relaciones no son significativas y su pérdida tampoco.