El marcado con orina es una parte normal del repertorio conductual del gato y en términos generales se clasifica como un comportamiento sexual (asociado a la función reproductiva) o reactivo (asociado con amenazas a los recursos). Se muestra en ambos sexos, todas las razas y se produce independientemente de la esterilización, con una incidencia de aproximadamente el 10% de los machos castrados y un 5% de las hembras esterilizadas que exhiben el comportamiento.
La secuencia de comportamientos observados pueden variar sutilmente entre los gatos. En general, el gato da la espalda a la zona de elección, levanta la cola y arquea la espalda, después apliqua una cantidad variable de orina en una superficie vertical, mientras que la cola tiembla . Hay gatos que marcan en un solo lugar, por ejemplo, un marco de la puerta, mientras que otros lo hacen en varios sitios de la casa. La frecuencia varía hasta más de 63 marcados a la semana. El comportamiento con frecuencia se convierte en un problema para el dueño o cuidador y en casos extremos puede ser la razón de abandono del animal.
El marcado se ha asociado a trastornos de las vías urinarias, factores conductuales y ambientales. El número de gatos que viven en el hogar y la frecuencia de episodios de agresión entre gatos han sido identificados como factores de riesgo, al igual que los factores ambientales tales como cambios sustanciales en el hogar, cambios en la rutina o la presencia de gatos vecinos.
La gestión tradicional del problema ha incluido la esterilización y el tratamiento con progestágenos, aunque este último ya no son recomendados, debido a sus efectos secundarios. Las estrategias actuales abogan por los regímenes de limpieza de la orina y modificación de la conducta para eliminar los desencadenantes específicos junto con intervenciones psicofarmacológicas y no farmacológicas, como el uso de la fracción de la feromona facial felina en el medio ambiente. Los tratamientos farmacológicos incluyen benzodiacepinas, azapironas, antidepresivos tricíclicos e inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina. El programa de tratamiento más ampliamente descrito, es el que implica la psicofarmacología (fluoxetina), la modificación del medio ambiente y un régimen de limpieza. Los primeros efectos suelen tardar hasta 16 semanas.